jueves, 10 de mayo de 2012

De nuevo.

     Hay dos problemas; que uno mas uno no es igual a tres; y que tres entre dos es uno con residuo, y el residuo es la mierda, no importa.

     Si hay algo que detesto, es la depresión. Hacía por lo menos dos años no me daba otro bajonazo. Es una mierda. Sentir, con todo el ser, ganas de llorar y no poder. Es una mierda. Estar tranquilo y súbitamente sentirse así de mal. Es una mierda. Sentirse ínfimo, y tener que fingir tanta alegría, felicidad y relajamiento. Es una mierda. Querer, pero no querer, hablar al respecto y no poderlo ocultar; explotar. Es una mierda. Saber que cuando esté físicamente solo no voy a poder mantenerme tranquilo ni por un momento, porque al instante en que reflexiono, me deprimo. Es una mierda. El no encontrar las ganas, el impulso para seguir viviendo, más que no decepcionar, herir o enojar a los demás. Es una mierda. Ni siquiera hay impulso para suicidio, por suerte, pero encontrarse en un limbo existencial. Es una mierda. 
     No quiero morir, pero no quiero vivir así. El objetivo de la vida llegar a acercarse todo lo posible, y ojalá alcanzar, a ser feliz. Ergo, así no tiene sentido vivir, pero, a la vez, no tiene sentido morir.